En la gran mayoría de los casos, no sé cuáles son sus juicios, y usted tampoco. Prácticamente todas las personas con las que me encuentro hacen una evaluación de mi apariencia, ya sea que me traten como amigo o enemigo, y en casi todos los casos, no sé ni me importa qué es esa evaluación.
Ciertamente no asumo que sé lo que otra persona está pensando. No hay nada que decir sobre los pensamientos privados de otra persona.