No solo es práctico sino que es muy necesario en la sociedad moderna. Dejame explicar.
Los mandamientos protegen a algunos “buenos” en la vida humana. El mandamiento sobre el adulterio protege la naturaleza sexual de cada persona. Los pecados sexuales socavan el respeto que tenemos por otras personas como seres corporales y sexuales y los tratamos como objetos que se utilizan para nuestro propio disfrute.
Así que las palabras de Jesús están muy en línea con las feministas modernas que sostienen que, cuando un hombre mira a una mujer y solo puede ver tetas y nalgas, reduce su atractivo sexual a algo que se complace a sí mismo y no la respeta como una persona completa. . La socava considerándola como un objeto sexual en lugar de una persona.
Jesús estaba, como siempre, muy adelantado a su tiempo. Él insistió en que viéramos a toda la persona y que la respetáramos. Insistió en que las mujeres deberían ser libres de caminar en público con el mismo respeto y libertad que los hombres.
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Y cuando los hombres solo podían ver sexo en las piernas, él hizo algo radical, incluso en nuestra cultura. Culpó a los hombres, no a la mujer.