“En China, las mujeres se volvieron al budismo tan fácilmente como los hombres. Aunque el nacimiento como mujer se consideraba más bajo que el nacimiento como hombre, también se consideraba como temporal, y se alentaba a las mujeres a buscar la salvación en términos casi iguales a los de los hombres. Unirse a un convento de monjas se convirtió en una alternativa para una mujer que no quería casarse o que no quería quedarse con la familia de su marido en viudez. Más tarde, la única mujer gobernante de China, la emperatriz Wu, invocó los principios budistas para justificar su papel … más evidencia de cómo el budismo trajo nuevos entendimientos de género “.
Fuente: A History of World Societies, volumen 1, décima edición, página 187 por McKay et al.