No puedes obligar a nadie a que te guste tu personalidad. La gente o lo hace o no lo hace. Te das cuenta de que esto es como preguntar “¿Cómo hago para que a los hombres les gusten los champiñones con pizza?”. Todo se reduce a la preferencia personal. Algunos lo hacen, otros no.
Lo que importa es, ¿ te gusta tu personalidad?