Eso depende enteramente de la situación.
Ahora, esta analogía va a sonar ridícula, pero me ha ayudado a entender muchos elementos clave, así que la compartiré con ustedes:
El año pasado en la escuela secundaria, tuve un par de desacuerdos con la forma en que funcionaba la administración de mi escuela. Siempre quise decir lo mucho que me molestó la administración, y animé a mis compañeros a hablar sobre el tema.
Como puedes imaginar, las cosas se pusieron terriblemente mal para mí. Yo, como estudiante, solo podía declarar movimientos de protesta y desobediencia, pero la administración podía hacer mucho más que eso. Por ejemplo: suspendiéndome, calificando mis papeles de manera horrible, reprobándome en las pruebas, todo lo cual mi escuela logró.
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Fue entonces cuando mi maestra me llamó y me explicó que yo, al tener menos poder y autoridad, no puedo aportar mucho cambio mediante las manifestaciones. Ella nos hizo a mí y a mis amigos amigos rebeldes darnos cuenta de que, como personas en posición inferior y en menor cantidad, cualquiera de nuestros esfuerzos puede y será superado por una figura de autoridad superior, es decir, la administración de la escuela.
Lo mismo ocurre con la opresión / tiranía. Si su opresor es más hábil, con mayor autoridad y una cantidad mucho mayor que su pequeño grupo rebelde, entonces las demostraciones no son la respuesta. En tal caso, las discusiones pacíficas, las negociaciones y las conversaciones de mesa son el camino a seguir.
Si el problema sigue sin resolverse, entonces la paciencia / el silencio o el uso de una fuerza quedan como sus dos únicas opciones. Ahora, cuál de los dos tendrá que elegir entre estos es un debate completamente diferente.