Esa es una buena observación. La gente no quiere trabajar demasiado duro. Cuando ven dificultades, renuncian. Podría estar relacionado con la forma en que funciona la sociedad en este momento. En un mundo basado en el consumismo, reemplaza sus objetos cuando no funciona. No quieres repararlo porque sabes que puedes obtener uno nuevo nuevamente.
También debido a la tecnología, las interacciones sociales están siendo reemplazadas progresivamente por una virtual. Buscar una relación es como entrar en un mercado. Cada persona tiene estadísticas, logros y es algún tipo de mercancía.
Es fácil de comparar y no estar satisfecho con lo que piensa que puede mejorar. Este es un ciclo infernal, siempre podría haber algo mejor y estás persiguiendo un vacío infinito de insatisfacción.
Otro punto sería la presión del mundo financiero y de negocios que nos impusieron como individuos para producir más. Se nos dice que tenemos que actuar. Si no estamos siendo eficientes con nuestras propias técnicas y conocimientos, es porque no estamos adaptados a la realidad. Vivimos en un mundo de fantasía e ilusión de grandeza. Estamos influenciados por los cuentos de hadas y el cine.
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El amor perfecto y cuando nos enfrentamos a la dura realidad de que tienes que trabajar para obtener resultados. Vemos una contradicción en nuestra mente. Una contradicción tan poderosa, una creencia tan inesperada que nos obliga a renunciar. Esta incomprensión crea este sentimiento de vacío y desesperanza. Llenamos nuestros corazones con las personas que conocemos tratando de construir y deconstruirnos con las percepciones de los demás con respecto a nuestras propias vidas.