Es la ley del universo que a veces, no muy a menudo, nos castigan por cosas que no hicimos y, en ocasiones, nos atrapan cuando hacemos algo mal.
Es un precio menor que pagar para mantener el universo en un estado de equilibrio estable.
De lo contrario, cuando no te atrapen, deberías entregarte
y estar en detención la mayor parte del tiempo.
Acepte cómo los dioses lo han resuelto todo y recuerde, la próxima vez que no lo atrapen, respire profundamente por la brillantez de los dioses, observando a la vuelta de la esquina. (Dejan pasar muchos errores).