Soy un buen amigo pero no el mejor.
De alguna manera esto es muy paradójico. No me puedo conformar para ser el amigo que me gustaría tener, sino que soy ese amigo que afirma con todas las decisiones que tomo y que termina siendo un horrible sicofante.
Por ser un buen amigo para mí mismo, debería ser uno de los principales castigadores de mí mismo, uno que nunca deja de señalarme la falla y decirme cuándo estoy a punto de hacer algo miserable.
Espero poder frenar mi yo adulador y llegar al ser ideal, que a la larga será un buen amigo y hará todo lo necesario para merecer ser considerado como uno.