Veo personas que actúan irracionalmente a diario. Desde incidentes menores, triviales hasta esquemas altamente trazados, la irracionalidad prevalece en todas partes. Solo tienes que prestar atención y verlo disfrazado en múltiples formas.
- Disputas y altercados durante embotellamientos o accidentes automovilísticos. La gente se enfurece por un rasguño o abolladura en sus autos.
- Personas que dejan mascotas o bebés en un auto cerrado mientras van de compras.
- Las personas que salen a caminar durante las olas de calor, arrastran a sus mascotas por aceras calientes, causando quemaduras en sus patas.
- La gente espera en la fila dos o tres días antes para obtener un boleto para un concierto de rock.
- Las personas que gastan más de lo que ganan, en constante temor de que sus tarjetas de crédito aumenten sus deudas, debido a cosas no esenciales y sin importancia que compraron.
Esta lista podría continuar para siempre. El punto es que la irracionalidad impregna nuestras vidas más de lo que estamos dispuestos a reconocer. No se limita a los trastornos mentales, es solo una reacción emocional sin el beneficio de la lógica.