Mi (tarde) mamá tenía el hábito de repetir anécdotas, peticiones, etc. (nop, no demencia o Alzheimer). Era molesto, que la amara no lo hacía menos.
Así fue como lo traté. En la primera repetición, levantaría un dedo. En segundo lugar, 2 dedos. A veces me quedaba sin dedos, en cuyo caso levantaba ambas manos (abiertas) y me gustaba, “centellea, centellea, estrellita”.
¿Funcionó? Algunas veces. Pero entonces siempre nos reíamos.
Tal vez si haces esto con el ceño fruncido, puede detener a los “OMG” y seguirás siendo buenos amigos. Sólo digo’.