Primero, esto no sucede realmente, al menos casi nunca. Desde la perspectiva del psicólogo, no es probable que se enamore al ver a un extraño una vez por semana para hablar de muchas cosas desagradables con ellos, mientras trabaja en una situación profesional con todo tipo de reglas bien aprendidas sobre cómo mantener una relación adecuada. Tener una pequeña atracción por un paciente sucede ocasionalmente con algunos psicólogos, pero esto casi siempre se mantiene bajo control.
Segundo, a los psicólogos se les enseña a ser muy conscientes y cuidadosos acerca de sus sentimientos hacia sus pacientes. Hablando en nombre de los terapeutas cognitivos, a menudo comprobamos nuestros pensamientos sobre nuestros pacientes para evitar el desarrollo de actitudes excesivamente negativas o positivas hacia ellos.
Tercero, si sucediera de alguna manera, entonces, con suerte, el psicólogo terminaría la terapia del paciente y lo trasladaría a otro psicólogo, pero eso probablemente ocurriría mucho antes del momento en que estaban “enamorados” del paciente.
Las personas que piensan ir a ver a un psicólogo para recibir tratamiento no deben preocuparse por si el psicólogo se enamora de ellos. Esto casi seguramente no sucedería.