Lloramos juntos si es genuino. Nos reímos de las cosas buenas. Reconocemos la dinámica de la vida y reavivamos quiénes son realmente y cuál es su destino personal. La era ha pasado. No es lo que son, es lo que hicieron y se hizo también ellos. El verdadero amor es saber que el otro debe permanecer en su viaje o que su alma irá y morirá si nos duele o no.
Cuando se vuelve agradecido, sabemos que han pasado la traición.