Tome el enfoque lento, primero llamando su atención. Un simple “hola” y una sonrisa es un buen comienzo. Sigue haciéndolo cada vez que se presente la oportunidad. Eventualmente, su curiosidad le devolverá un “hola” y una sonrisa. Toma nota de algo sobre ella, como lo que lleva puesto, los libros que lleva, sus modales en clase (suponiendo que estés en la misma clase) y encuentra alguna forma de ofrecer un pequeño cumplido. Si ella te reconoce, puede comenzar a responder y abrir la puerta para hablar un poco. Ahora debería poder hacerle las preguntas básicas de “conocerlo”, como su ciudad natal, los cursos principales / secundarios que toma, lo que la hizo decidir ubicarse aquí, etc. Sea paciente y no se apure … el tiempo estará en su lado si eres capaz de obtener las respuestas que estás buscando. Y, en cuanto a invitarla a salir, si después de que usted y ella hayan establecido puntos en común y comienza a sentirse cómoda conversando con usted, empiece invitándola a almorzar. Esto le permitirá conocerte si está interesada.
Si ella no reconoce su intento inicial o la invitación posterior, no se desanime. Puede que haya cosas que requieran su atención que no pueda dejar de lado por ahora. Si todavía estás interesado en ella, busca la próxima oportunidad.