Cómo sentirse después de dejar el ajedrez.

A2A.

Jugué al ajedrez de manera competitiva por 5–6 años. Me voy a tomar la libertad de decir que tuve un éxito razonable sin ser espectacular. 😉

Estaba obsesionada con el cricket, pero mis padres me obligaron a jugar al ajedrez. Sentían que el ajedrez sería más viable financieramente. Ellos estaban equivocados.

No podían permitirse el nivel más alto de entrenamiento que mis compañeros estaban recibiendo. Como resultado, mi juego se estancó y mis compañeros llevaron su juego al siguiente nivel.

Lo dejé cuando estaba en la escuela secundaria para centrarme en mis estudios académicos. Me alegré de alejarme.

Desde 2006, tengo acceso a Internet y aprecio mucho más las complejidades y matices del ajedrez.

Mejoré mi juego lo suficiente para hacer que el equipo de ajedrez de la universidad durante 2 años superara a los jugadores que habían estado jugando activamente durante años. Ganamos el Campeonato de la Universidad en 2008, y terminamos segundo en 2009. Dio una especie de cierre a mi viaje de ajedrez.

Sigo jugando al ajedrez en línea, leo libros de ajedrez y sigo los torneos en el nivel más alto.

No creo que me haya enamorado del ajedrez. Lamento que no me permitieran darle una oportunidad al cricket cuando era un niño. Nunca pierdo la oportunidad de señalarlo a mis padres.

Aunque no dejé el ajedrez de forma permanente ni soy un jugador de ajedrez profesional, tuve esa experiencia.

Hubo un período de 3 a 5 meses durante los cuales no podía jugar al ajedrez (juego ahora).

Esos días, en particular, les recuerdo acerca de esas victorias contra oponentes con calificaciones más altas y, en particular, de ganar partidos cercanos con solo segundos que me quedan el reloj.

Mi victoria favorita fue hacer jaque mate a mi oponente con solo 3 segundos restantes durante un control de tiempo de 30 minutos por lado.

Recuerdas esas hermosas combinaciones y sacrificios jugados por ti y ganando el juego.

También recuerdo esos momentos en los que tus oponentes tienen una calificación mayor que la de tu juego.

Recuerdas esos momentos en los que ganaste el juego después de perder todas las esperanzas sobre la victoria y, a veces, cuando la victoria estaba en tus ojos y tú pierdes (ouch!)

En general, te sientes como un rayo de tristeza cuando piensas que ya no jugarás ese hermoso juego que, en su sentido, es tanto ciencia como realidad.

La vida sin ajedrez se vuelve aburrida.

2do peor sentimiento de todos!