El primer paso es, ponte ahí afuera. Exponerse a tantas situaciones sociales y eventos como sea posible.
Hay personas que no son naturalmente extrovertidas y extrovertidas. No limites tu “escena social” a fiestas o bares. En su lugar, concéntrese en sus pasatiempos, intereses o actividades recreativas favoritas. Solía hacer un hábito de hacer caminatas enérgicas por nuestro vecindario varias mañanas a la semana, y algunas veces una señora mayor y su acompañante, o alguien que está haciendo algo de jardinería, me saludaba con una sonrisa e intentaba iniciar una conversación.
Hay talleres y convenciones para artistas en ciernes, scrapbookers, aspirantes a empresarios, cocineros y pasteleros, fanáticos de los cómics, prácticamente en casi cualquier grupo que se pueda imaginar. ¿Por qué no asistir a unos pocos y estar con compañeros de ideas afines?
No será difícil encontrar un tema sobre el que hablar, porque todos en la convención o taller están interesados en lo mismo. Tomé clases de pintura y tuve un amigo que me inició en el yoga. Las conversaciones vinieron naturalmente.
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