En su mayor parte, cuando hacemos una pausa mientras hablamos, es una forma saludable para que el cerebro procese la información y responda en consecuencia. Las pausas te ayudan a estar más presente con lo que estás diciendo también. Para las personas que hablan demasiado rápido y nadie puede entender lo que están diciendo, se recomienda comenzar a pausar de vez en cuando para ayudar a su audiencia a procesar lo que están diciendo.
La táctica o el camino a seguir depende de la situación en la que se encuentre, es decir, todos los días hablando, hablando en público o haciendo presentaciones de negocios. Hablar en público o hacer presentaciones es una cuestión de práctica, y aquí hay algunos consejos: 1) tener un esquema que te haga entender y puedas consultar con puntos clave, es mejor que aprender el contenido de memoria, 2) practicar en frente a una cámara de video, grabándose usted mismo y luego volviendo a los puntos que necesita pulir, y 3) hablar en voz alta de lo que dirá en lugar de conversar dentro de su cabeza.
En cada intercambio diario, sugeriría explorar lo siguiente: 1) Si las pausas no fueran un problema, ¿cómo cambiaría su forma de entrega? ¿Te sentirías más confiado en cómo te presentas? 2) ¿Ha notado que este patrón está en todas las ocasiones o en ocasiones específicas? Si es específico, reflexione sobre si le causan estrés, lo que a su vez puede crear los problemas mencionados.
Espero que esto ayude.
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