No es raro Deberías continuar haciéndolo.
Siempre se me planteó que mantener las puertas no era un problema de género sino una cuestión de cortesía: siempre hay puertas cuando las personas están caminando detrás de ti.
Solía pensar que era un poco extraño. Las películas siempre hacían parecer lo que hacían los hombres, así que no sabía por qué lo hacía.
Recuerdo que era un niño y estaba sosteniendo una puerta para una pareja de ancianos. El caballero llevaba un sombrero de veterano, y mientras caminaba me saludó.
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“Gracias. Es bueno ver a los jóvenes educados y cariñosos. Gracias señorita.”
Ese hombre solidificó en mi mente que un gesto tan simple puede ser muy apreciado, sin importar el género de la persona que lo haga.
Algunos hombres pueden sentirse incómodos porque han visto las películas o sus padres les han dicho que los hombres tienen puertas para las mujeres.
Eso no es cierto.
La gente tiene puertas para la gente.
Es la cosa educada y cariñosa que hacer.