Estás en el octavo grado. Con el debido respeto, las actitudes de las personas entre sí a esa edad son tan racionales como contar la fortuna de alguien leyendo las hojas de té.
En el octavo grado, la razón por la que alguien puede odiarte puede ser desde que te molesta hasta que piensa que el ajuste de tus zapatos es del color equivocado.
Sé que todo parece muy serio en este momento, pero parecerá una broma en dos años, y lo que suceda en dos años parecerá una broma en cinco. La pregunta para seguir preguntándome es: “Cuando salga de la escuela secundaria en cinco años, ¿voy a recordar esto, y mucho menos preocuparme por eso?” No importarte es tu mejor arma.
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