Cuando se trata de situaciones vergonzosas, trato de recordar “todo está en tu cabeza. Y definitivamente no es tan malo como parece. Eres humano”.
Y reír. A ti mismo
Realmente reírse de uno mismo es difícil. Como alguien que no se ríe mucho (esto es lo que me han dicho), sé cuánto más fácil es irritarme.
Pero realmente no hay nada mejor y que alguien que acepta sus tontos errores con una sonrisa. Claro, la gente puede decir tus nombres como quieran, pero no tiene sentido perder el equilibrio mental.
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Al final, los ganarás con esa sonrisa resbaladiza.