Los introvertidos tienen una mala reputación porque no muestran emociones como los extrovertidos. Esto hace que las personas los malinterpreten y confundan su comportamiento de cara de piedra con la grosería, lo cual no es el caso.
Ahora supongamos que un introvertido va a hacer algún trabajo (digamos para pedir prestado un libro de la biblioteca) y, de repente, se cruzó en su camino, entonces él lo saludará con la mano y continuará con su trabajo. En este caso, las personas extrovertidas los malinterpretan para ser groseros porque esperan que ese tipo debería haber hablado con ellos.
Pero el hecho es que los introvertidos odian las pequeñas conversaciones y son conocidos principalmente por estar con ellos mismos. Son como los soñadores. Primero completarán su trabajo y luego hablarán con otros.
Ahora bien, si pensamos por parte de los introvertidos, es totalmente justo que ellos hagan su trabajo primero. Entenderás a los introvertidos solo cuando te acerques a ellos e intentarás conocer sus puntos de vista y sus ideas.
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Si aún quieres una prueba, te sugeriré que leas un libro llamado ‘Quiet’, el poder de los introvertidos en el mundo que no puedes dejar de hablar.