¿Es posible no sentirse totalmente impotente ante todo el sufrimiento en este planeta?

Dulce que te importe. Yo lo hago también. Mi madre siempre me decía toda mi vida: “Becki, no puedes salvar el mundo”. Me llevó varias décadas darme cuenta de que tenía razón. Recuerdo sentirme pequeña y mis acciones parecían indiferentes ante tal locura. Trabajé en comedores populares, refugios para personas sin hogar, escuela dominical, programas de lectura. Lo que descubrí fue que ser un puerto en las tormentas de la vida funcionaba mejor con el ejemplo. Por actos. No hablar. Conocete a ti mismo. Las palabras más sabias que se hayan pronunciado “A ti mismo, sé verdad”. Después de eso, el viaje no se sintió tan desesperado. Este fuego ha estado ardiendo desde que el mundo comenzó a girar. El alcance de los asuntos de la humanidad son infinitos, parece. Al final, elegí hacer una pausa al no sumarme al caos. El mundo no necesita más odio ni iinsolencia. Hay un montón de eso dando vueltas. Estoy en el otro autobús. Y así fue como encontré un poco de equilibrio. Dios te ama por cuidar. El mundo necesita más como tú. Permanece alto y fuerte. Pelear la buena batalla. Mantener la fe. Paz. Gracia. Y amor. R.

Sí. Piensa globalmente, actúa localmente.