En algunas cosas no hay razón para presionarte. Un hombre que come una rata para vencer el miedo de las ratas es una compensación excesiva. Y luchar contra un caimán es malo tanto para usted como para el caimán.
Superar los temores cotidianos, los temores a las alturas, los temores de un subgrupo étnico, es otro asunto. En estas cosas puede ser menos útil presionarte y resolver el miedo, que subir al borde de lo que parece incómodo. Por ejemplo, tomar un elevador de cristal hasta su destino y hacerlo todos los días, no lo hace sentir mejor de inmediato, sino que lo extingue lentamente. Esto puede ser más saludable.