La vida es una gran interpretación. Puedes llamarlo mentira si quieres, seguro que nunca puede ser preciso. ¿Te permites interpretaciones originales, o te basas únicamente en la sabiduría convencional?
Las interpretaciones auténticas se actualizan constantemente con cada nueva experiencia. Los pensamientos prestados (incluso los inquilinos religiosos) son fijos y continuamente desincronizan tu vida.