¿Alguna vez escuchó la frase “si no está roto, no la arregle”? Demasiados gerentes creen que necesitan poner su sello en un equipo, y en el proceso crean problemas donde no existía ninguno. Resista la tentación de cambiar las cosas a menos que sea necesario cambiarlas. Tu primera prioridad es escuchar y observar. Infórmese sobre las fortalezas y debilidades de su gente y la dinámica del grupo en general. Esto le permitirá asignar recursos y tiempo de manera más efectiva, y ayudará a las personas a crecer en sus roles y responsabilidades. Trabaje para comprender sus motivaciones y objetivos, sea generoso con los elogios, sea transparente sobre los problemas y sea claro, honesto y privado con las críticas. Sea proactivo para eliminar obstáculos y minimizar las distracciones rápidamente. Y ser un defensor de su gente para su gestión.
Haz estas cosas y harás sentir tu presencia.