Con suerte, cuando dijiste que no, eras amable. La regla del rechazo es hacer todo lo posible para dejarlos tan bien como los encontraste. Si ese es el caso, entonces él debería estar feliz de saber de ti.
Llámelo, envíele un mensaje de texto o deténgalo la próxima vez que lo vea, y dígale: sé que no le dije la última vez que me invitó, pero parece que no puedo sacarlo de mi mente. Tal vez me puse un poco nervioso y no supe qué decir. Me gustaría reunirme, si eso es bueno contigo.
Si, por otro lado, no fue amable cuando rechazó, de la manera que desea, y aprenda de sus errores.