Cómo sentir cuando ves a una pareja besándose apasionadamente, perdida en el momento, en público.

Los mejores besos no son bonitos.

Nadie se preocupa por su cabello, o cómo está arrugada su cara, o dónde están sus manos.

Son experiencias de cuerpo completo, con el alma y el corazón y la voluntad totalmente comprometida.

No veo muchos de estos besos en público. Creo que tener una audiencia a menudo dificulta que ambas personas desaten su pasión de manera inconsciente.

En las raras ocasiones en que he sido tan afortunado, me siento nostálgico. Porque he hecho eso y ahora no.

Me siento eufórico porque ver la alegría me marea de felicidad.

Me siento avergonzado, porque estoy disfrutando voyeurísticamente de su momento privado.

Y siento esperanza por el mundo, porque hay amor en todas partes.

Su cringe.

Honestamente, la frase “conseguir una habitación” es precisa.

Lo último que quiero ver es que otro hombre se emocione mientras besa a su novia de 2 meses en público. Es lindo mostrar afecto, pero es innecesario intercambiar saliva en público porque no puedes esperar hasta que nadie más esté mirando.

Tomarse de las manos es lindo, abrazar está bien, pero los besos franceses pueden esperar, pero ¿quién soy yo?

Me gusta. Me calienta el corazón ver a dos personas enamoradas. Necesitamos más demostraciones de amor en el mundo. Habiendo dicho eso, también tengo una punzada de celos. Quiero eso otra vez. Ese sentimiento de estar completamente enredado en la presencia de la persona con la que estás, perdido en la conversación con ellos y ajeno a todo ya todos los que te rodean. Y cuando se inclinan para besarse después de que te ríes de uno de sus chistes tontos, no te importa quién esté mirando, y felizmente les devuelves el beso. Esos son los buenos tiempos, esas pequeñas cosas son las mejores cosas de la vida.

Me siento encantada. El mundo tiene demasiado odio y no suficiente amor. Me gusta ver más de este último cuando estoy fuera en el mundo.

De alguna manera, uno se pregunta cómo se conocieron, qué se vieron uno al otro y cómo es posible que puedan olvidar el mundo entero por un momento, incluso cuando podría estar mirando.

Estoy seguro de que hay una historia en cada muestra de afecto, y me parece interesante pensar en ello.

Siento la suerte de estas dos personas.

Y siento que la alegría y el placer que se reciben los unos de los otros es algo primordial y precioso en ese momento, cuando se olvidan de la gente del público, se meten en el equipaje y dejan de lado todas las preocupaciones.