La comunicación tiene lugar en muchos niveles, tanto verbal como no verbal. El lenguaje corporal, el tono de voz, las expresiones faciales y los sonidos como resoplidos y cosas como hacer girar los ojos son parte del mensaje que se envía a la otra parte. Esos comportamientos de invalidación cierran la comunicación.
A veces la gente piensa que realmente te están escuchando cuando no lo están. Lo que realmente están haciendo es preparar su refutación mientras hablas. Otros interrumpen y hablan sobre lo que hace que la otra persona se sienta sin importancia, invalidada y ciertamente no sea escuchada.
A veces nos encontramos en situaciones que no estamos preparados para escuchar el lado de la otra persona y obtener comprensión, sino para convencerlos de que estamos en lo correcto y que están equivocados. Una vez más, eso apaga la comunicación.
Y finalmente, llegamos a situaciones con nuestras propias nociones preconcebidas basadas en nuestro pasado, nuestras experiencias y nuestros propios sentimientos. Vemos el mundo a través de nuestra lente, que puede o no estar cerca de la experiencia y comprensión de la otra persona.
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La paciencia y la voluntad de permitir que las personas con quienes hablamos sientan que son lo suficientemente importantes para ser escuchados es la clave para establecer el respeto mutuo y la comunicación honesta y abierta.