¿Por qué todos corren? ¿A dónde vamos todos?

Estamos corriendo en la búsqueda ciega de buscar la validación de la sociedad, demostrando nuestro valor para ellos. Es por eso que la mayoría de nosotros a menudo estamos tan confundidos y no sabemos a dónde nos dirigimos, porque todo está tan mecanizado que carece del elemento del “yo”. Ya no somos seres pensantes, solo máquinas automatizadas que adoptan los roles que se espera que desempeñemos. Es difícil encontrar personas con claridad de propósito, no hay un efecto revitalizante de nuestro trabajo en nuestra mente porque no nos da placer hacerlo, nunca hemos descubierto nuestra pasión, y mucho menos buscamos. Se nos dice qué y qué no hacer, con quién interactuar y mantener la distancia. No hay libre albedrío. Llevamos el equipaje y se mantiene acumulando. Nos hemos vuelto calculadores y menos humanos. La vida es tan hermosa pero estamos demasiado distraídos u ocupados para contemplar el milagro. Es una carrera por todas partes. Hay capas sobre capas enlucidas en nuestro espíritu velando su estado natural de felicidad pura. No tenemos empatía ni compasión, solo nos importan las cosas que apenas importan.
“Una vida pobre esta llena de cuidados, no tenemos tiempo para pararnos y mirar”