Empieza por estar de buen humor. Esto puede sonar como una respuesta filosófica inteligente de un acre, pero no lo es. A menudo atribuimos nuestro buen humor a algunos factores externos y en eso reside nuestra mayor locura. Nos convertimos en títeres en manos de las circunstancias y de las personas que nos rodean. Un mal comentario de alguien, una larga espera en el tráfico y nuestro buen humor está hecho.
Sin embargo, si elegimos constantemente sentirnos bien con nosotros mismos y con nuestra vida, no importa qué, las cosas comienzan a cambiar. Desde mi experiencia personal, si comenzamos con nosotros mismos primero, nuestras percepciones acerca de las cosas que nos rodean comienzan a cambiar para mejor. Pruébelo y, lo que es más importante, sea consciente de su responsabilidad de sentirse bien a medida que avanza en su vida. Terminarás sorprendido encontrando una felicidad poco común en momentos comunes.