La respuesta a esto es bastante simple. Los seres humanos prácticamente inventaron (si no inventamos de hecho) el concepto de hipocresía y nos hemos convertido en practicantes magistrales de este arte antiguo y muy aclamado.
Por mucho que desprecie la hipocresía y considero que tal es una gran falta moral, también sé muy bien que a veces es bastante fácil saber que algo es mejor intelectualmente, pero no poder cumplir personalmente el objetivo. Por lo tanto, considero que es muy probable que me vuelva a comportar de manera hipócrita en el futuro, pero trataré repetidamente de corregir ese error. Por el contrario, la sociedad en su conjunto parece elevar tal comportamiento y no lo desprecia, a pesar de que “Hacer lo que no hago como lo digo” es tan cliché como para ser una simple broma.