Cuando era niño solía recoger conchas del río Kaveri. El color, el sonido en sí me volvía loco. Cuando se acumule algo más, después de algunos días de jugar con conchas, lo arrojaré al río y la competencia de recolección comenzará entre mi y mi hermana.
Ahora me queda una colección muy pequeña que me da recuerdos. Se siente como si nada hubiera cambiado.