Un temperamento cada vez más corto es común entre los dueños de negocios. Lo interpreto para indicar una de dos posibilidades:
- El negocio está fracasando lentamente, lo que hace que trabajes cada vez más, te preocupes más y sientas frustración. Considera venderlo.
- El negocio está creciendo, lo que dificulta mantenerse al día con las demandas.
- Invierta parte de las ganancias adicionales en un personal más numeroso, incluida la gerencia media.
- Tal vez invertir en automatización, si eso ayudaría.
- Delegar, y no micro-gestionar. Considere elegir a alguien más como presidente o gerente general.
- Con una mayor actividad o un personal más numeroso, la necesidad de organizarse aumenta exponencialmente. Las empresas siempre se resisten a esta transición, ya que representan un cambio desagradable de la cultura amigable e informal con la que todos se han sentido cómodos. Iniciar y hacer cumplir la formalidad no es fácil. Los empleados se resisten a ello. Algunos renunciarán. Se pondrá a prueba tu temple.
- O vender el negocio.
El propietario de un negocio que una vez conocí era conocido por gritar continuamente a sus empleados. Uno de ellos sugirió que debería manejar su estrés antes de que le cause un ataque al corazón. Él ingeniosamente respondió sin ninguna pausa: “No tengo ataques al corazón. Les doy.”