Si pudiera ver a alguien llorar, sin duda trataría de tranquilizarlos.
- Solo les haré beber un poco de agua. Siento que el agua potable puede dar un tiempo de calma a su sistema.
- Les preguntaré qué les hizo llorar. Si eso es lo suficientemente genuino y vale la pena consolarlo, intentaré mis mejores trucos psicológicos posibles para ahogar su glándula lagrimal.
- Les diré todas las cosas positivas que han tenido. Me aseguro de que haya un aura positiva llena en ese ambiente.
- Si parecen tan desesperados y si intentan ser reacios a mi pacificación, cerraré la boca y convertiré mi trasero en mis propios trabajos. Nunca volveré a sus lágrimas. Llega un punto de saturación en el que su corazón se adormece ante la situación actual y, después de eso, ninguna gota de lágrima saldrá … ¡! Ahí viene el final.
Feliz lectura..! Gracias 😉