No.
Históricamente, una mujer que pierde el control emocional no representa una amenaza para quienes la rodean. Lo mismo no es cierto para un hombre. Durante siglos en este punto, la marca de un caballero ha sido el control emocional, principalmente el control de la ira, pero todas las emociones están incluidas.
Desde mi perspectiva, no mucho ha cambiado realmente. El control emocional sigue siendo una ventaja considerable para cualquier hombre en quien otros confían para el liderazgo.
Si puedes mantener la cabeza cuando todo se trata de ti.
Están perdiendo los suyos y echándoles la culpa.
Si puedes confiar en ti mismo cuando todos los hombres dudan de ti,
Pero también tengas en cuenta sus dudas;
Si puedes esperar y no estar cansado esperando,
O que te mientan, no trates con mentiras,
O ser odiado, no ceder al odio,
Y sin embargo, no te veas tan bien, ni hables demasiado sabio:
Si puedes soñar, y no convertir los sueños en tu amo;
Si puedes pensar, y no convertir los pensamientos en tu objetivo;
Si puedes encontrarte con Triumph y Disaster
Y tratar a esos dos impostores de la misma manera;
Si puedes soportar escuchar la verdad que has dicho.
Torcido por cuchillas para hacer una trampa para los tontos,
O mira las cosas a las que diste tu vida,
Y agáchate y constrúyelos con herramientas desgastadas:
Si puedes hacer un montón de todas tus ganancias
Y arriesgalo en un turno de lanzamiento y lanzamiento,
Y pierde, y comienza de nuevo en tus comienzos.
Y nunca respires una palabra acerca de tu pérdida;
Si puedes forzar tu corazón y nervios y tendones.
Para servir tu turno mucho después de que se hayan ido,
Y así aguanta cuando no hay nada en ti.
Excepto la Voluntad que les dice: ‘¡Agárrate!’
Si puedes hablar con multitudes y mantener tu virtud,
O caminar con los reyes, ni perder el toque común,
Si ni los enemigos ni los amigos que te aman pueden hacerte daño,
Si todos los hombres cuentan contigo, pero ninguno demasiado;
Si puedes llenar el minuto implacable
Con sesenta segundos de distancia recorrida …
Tuya es la tierra y todo lo que hay en ella.
Y, lo que es más, ¡serás un hombre, mi hijo!
-Rudyard Kipling