La vida apesta cuando terminaste de estudiar historia a las 2:30 AM y pones la alarma a las 5:45 AM.
La vida apesta cuando siete personas te piden ayuda durante la clase de matemáticas y todo lo que quieres hacer es escuchar al maestro. En un momento entendiste el material, pero ahora estás atrasado.
La vida apesta cuando ya has elegido grupos para un proyecto, pero cuando vas a practicar tenis después de la escuela, ambos entrenadores te abordan por no incluir a su hija.
La vida apesta cuando, cuatro semanas después, tu entrenador de tenis forma un círculo a tu alrededor y te asalta verbalmente.
- ¿Qué nos puede decir la neurociencia sobre la moralidad?
- ¿Cómo puede uno ser alguien con quien a todos les gusta hablar?
- Todos y en gran medida estamos de acuerdo en que no debemos juzgar a las personas, pero ¿no es cierto que todos lo somos? Además, ¿no es natural que todos hagamos eso? ¿Podríamos cambiar u optar a tiempo suficiente?
- ¿Por qué los humanos buscan estados alterados?
- ¿Qué lleva a un ser humano a límites mayores: la motivación para hacer algo bueno para la sociedad, la codicia o el deseo de venganza?
La vida apesta cuando el entrenador hace que los miembros de tu equipo y tus amigos digan cosas despectivas sobre ti.
La vida apesta cuando vas con tu consejero escolar y ella dice que el director atlético se pondrá en contacto con usted.
La vida apesta cuando el director atlético hace contacto visual con usted y camina en la otra dirección.
La vida apesta cuando uno de tus amigos lleva la broma demasiado lejos.
La vida apesta cuando la gente te usa y te desecha como servilletas de papel.
La vida apesta cuando te estresas come 10 libras.
La vida apesta cuando los compañeros atribuyen tus buenas notas al color de tu piel.
La vida apesta cuando un tobillo torcido te muestra cuán frágil, vulnerable y solo estás.
La vida apesta cuando pasa una mierda, pero es lo que tú haces de ella. Lo cepillas y te levantas de nuevo. Una y otra y otra vez. La gente va y viene, pero en última instancia depende de ti arreglar tu vida.
Está bien, he terminado de despotricar.