La “gente” dice muchas cosas que no están basadas en ninguna sabiduría convencional. El hecho de que la gente lo diga no significa que sea correcto o que sea universalmente cierto.
Es probable que nos comparemos con los demás sobre una base continua. Así es como decidimos si estamos triunfando o fracasando en la vida. El problema no es que nos comparemos con los demás, es cómo interpretamos los resultados.
Los resultados de la comparación son recopilados, filtrados y procesados por nuestras propias mentes. Los resultados son subjetivos en el mejor de los casos. Si somos una personalidad optimista, entonces es probable que los resultados comparativos sean favorables. Podemos sentirnos bien con nosotros mismos y hacer algunos cambios si así lo deseamos.
Por otro lado, si somos pesimistas, es probable que nuestras comparaciones sean negativas y menos útiles. Aquellos con una inclinación pesimista están destinados a tener días deprimentes. Quizás a esas personas realmente se les debe decir “¡no te compares con los demás!”
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¡Gracias por la pregunta que hace pensar!