Hay menos diferencia de la que uno podría esperar cuando la persona “amada” se considera un objeto de posesión, o se supone que la cosa “amada” responde. Estas son circunstancias muy comunes, que no deben ser descartadas como raras.
El apego emocional puede ser una dependencia emocional que se siente sin compasión. Una persona considerada como un objeto de posesión es una víctima, y un objeto que se considera que tiene una personalidad es un engaño. En ambos casos, el apego emocional es una extensión del yo que se siente apegado, en verdad abrazándose solo a sí mismo, deseando solo a sí mismo, necesitando víctimas o cosas para compensar un vacío de sí mismo.
Nos burlamos de esto aun cuando somos susceptibles. ¿No es la vida moderna una búsqueda de realización personal a través de la búsqueda de las cosas y el abuso de las personas que consideramos como actores únicos en nuestras vidas?
Creo que amar de verdad a alguien es desear y trabajar por su cumplimiento, en sus propios términos. Un apego emocional es una atadura que restringe, mientras que el amor no restringe, se libera.
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Y creo que apreciar verdaderamente un objeto es admirar el talento y el oficio de las personas que lo crearon con amor.