Es fácil confiar en alguien que siempre ha sido sincero con usted. Bien o mal, usted sabe que puede confiar en que él o ella le diga cómo es, y con el tiempo no espera nada menos que la verdad.
Imagina que la misma persona, en la que siempre has confiado para decirte la verdad, cambia repentinamente y te dice una mentira absoluta. Y no estamos hablando de una simple mentira blanca, sino de una mentira enorme.
Tu primera reacción será de incredulidad. Tal vez en algún momento pienses que hubo un error al entender la pregunta y tratas de racionalizar.
Poco a poco te das cuenta, no hubo error. Y entonces la ira y el dolor comienzan a aparecer. Y se acumula.
- ¿Bloquearía una niña su enamoramiento para evitar ver su perfil?
- ¿Por qué la gente siempre dice que es una bendición ser tan cariñosos y empáticos cuando los que son así parecen sufrir más?
- ¿Alguna vez te ha acercado un miembro de tu familia por sexo?
- Mi enamorado aprendió que me gusta, ¿qué debo hacer?
- ¿Eres un buen estudiante?
La próxima vez que vea a esa persona, apenas podrá mirarla a los ojos y se sentirá abrumado por este sentimiento de desconfianza.
La confianza fácil que tenías con esa persona ahora se ha ido, y ahora todo lo que sientes es una mezcla de dolor, tristeza y desesperación. Una vez que se pierda esta confianza con la otra persona, cualquier cosa que él o ella le diga será sospechoso y le resultará difícil confiar en cualquier cosa que él o ella pueda decirle.
Esta reconstrucción de la confianza a veces puede ser reparada, pero no siempre. Tomará algún ajuste por parte de quien miente, una revisión de valores y una decisión sobre si vale la pena salvar y reinvertir la relación nuevamente o no.